Sembrando Esperanza


Se nos hace muy difícil encontrar en los demás, en extraños, a un hermano. Pero como he comentado en una publicación anterior a través de sus ojos podemos ver detalles de nosotros mismo también.

Por mi universidad, la universidad de Lima, se suele pasear un señor flaco, con el pelo enredado y sucio. Este hombre lleva la ropa rota, recoge comida del suelo y camina de un lado a otro hablando solo y sin rumbo fijo. Muchas veces me he preguntado si existe alguna institución que le pueda brindar ayuda. Al mismo tiempo, recordé todas las veces que he visto a personas tiradas en la calle, enfermos que solo esperaban en el suelo sus últimas horas. Hoy veo una luz al final del túnel, pues escuché de un voluntariado llamado “Sembrando Esperanza”, personas valientes que se atreven a hacer lo que muchos temen: darle una oportunidad a los más rechazados por la sociedad.
Sembrando Esperanza
Este hermoso proyecto recoge a personas que viven en la calle y en situación de abandono y los llevan a una casa, como la de Villa María del Triunfo o Lurín, en la que los cuidan y brindan la atención médica necesaria para poder recuperarse, ya que la mayoría llega con graves enfermedades. No solo les brindan este tipo de ayuda sino que les dan un hogar, pues todo los que constituyen esa casa son parte de una misma familia. En ella prima el cariño y el amor “ámense los unos a los otros” sería el lema de este lugar porque no hay lugar a discriminación, se les da el trato digno que toda persona humana merece. Se les brinda la oportunidad de cambiar de vida, se les enseña oficios como manualidades, creación de adornos y demás utensilios para que puedan salir adelante y comprendan el valor del trabajo y esfuerzo.  

Se les brinda un soporte emocional y afectivo que son las mejores medicinas para la enfermedad de la soledad. Se les ayuda a ver lo mucho que valen y de igual manera, se preocupan por su fortaleza espiritual. Para esta tarea, varios sacerdotes y religiosas los visitan para las misas y conversar con ellos. Con estas actividades los huéspedes de las casas emprenden un viaje rumbo a una gran meta, volver a amarse sí mismos.
Miembros del hogar de Lurín junto a voluntarios.

Entre otras de las actividades que realizan es el apoyo a la comunidad. También reparten ayuda a las familias de la zona y entre ellos comparten los víveres que se les brinda como un gesto de generosidad y agradecimiento entre ellos. Así de a pocos la ayuda se va multiplicando y vamos creando una sociedad mejor y justa. En la que abunde el amor y el servicio por el prójimo. “El amor no puede permanecer en sí mismo, el amor tiene que ponerse en acción”

Si estás interesado en sumarte a este voluntariado, deja un comentario con tu correo y nos pondremos en contacto contigo.


Comentarios

  1. Muy buena idea!! Muchas veces se les suele dejar de lado!!! Ayudemos

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  2. A veces suelo ver personas en la calle pidiendo dinero, mal vestidas que necesitan ayuda. Normalmente no se que hacer, qué bueno que existan lugares como este!

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